EL BARÇA SE EXHIBE ANTE EL ESPAÑOL Y REVALIDA LA SUPERCOPA

El Barcelona ya tiene la primera Copa de la temporada. En el doble derbi ante el Espanyol revalidó su título de campeón de la Supercopa y demostró el potencial con el que empieza el año. Xavi y Deco en dos ocasiones sentenciaron con un 3-0 que dejó al Espanyol sin opción alguna para intentar la heroica remontada.
Puyol levantó el primer título de los seis a los que aspira el Barcelona en esta temporada. Lo hizo después de marcar cuatro goles en el global, sin encajar ninguno, de jugar un partido práctico y efectivo en la ida, en campo del Espanyol, y vistoso y espectacular en la vuelta, ante su público.
Su victoria no tiene réplica alguna, ya que el Espanyol, si no se entregó, sí estuvo desconcertado y perdido ante el dominio del juego que impusieron Xavi, Deco y Ronaldinho. Trío de lujo que lideró al Barcelona, y que gustándose en jugadas trenzadas y elaboradas levantó al público de sus asientos.
De la primera conexión llegó el tanto de cabeza de Xavi, minuto 3 de juego, preludio de la avalancha de juego que le esperaba a los periquitos, y que de paso noqueaba sus ansías de revancha.
Mientra el Espanyol intentaba recomoponerse del mazazo, apareció Belletti para aprovechar las lagunas defensivas. Se metió hasta la cocina y servió en bandeja el segundo. Deco remató sólo entrando desde atrás. Era el minuto 12 de juego y en las gradas ya se oían los primeros gritos de campeones.
Toco el Barça más de lo que nos tiene acostumbrados. Ronaldinho puso en pie a la grada con alguna de las maravillas que comienza a ofrecer después del nefasto mundial. Eto'o desbordó y creó peligro, aunque sigue peleado con el gol y Deco ofreció el toque preciso en tres cuartos de campo. En defensa los de Rijkaard no se despistaron y ahogaron a un Espanyol desquiciado con la presión y casi nulo, salvo alguna internada, ante la portería de Jorquera.
Con el partido resuelto Gudjohnsen y Thuram debutaron con la camiseta blaugrana. Ambos participaron el fiesta en la que Deco puso la guinda. Su golazo de media chilena puso en pie a la grada, cerró el marcador y finiquitó la Supercopa. Perfecta manera de cerrar un gran triunfo. Hasta el final más toque y buenas jugadas de Messi e Iniesta y galopadas por la banda de Belleti, que se hartó de recorrer el carril derecho.
El Espanyol ya cabizbajo no claudicó por aquello del orgullo, aunque no logró amargar, ni siquiera un poco, la fiesta a los culés. Al menos recibieron las medallas de subcampeones con la cabeza bien alta, sabedores de que nunca se dieron por vencidos.
En esas Rijkaard ya esperaba ver cómo se alzaba su quinto título y sonreía al comprobar de qué manera echaba a andar la continuación de su arrollador proyecto deportivo. Y en las mismas, también miraba Laporta, desde su asiento de socio, y veía como su Barça igualaba a siete las Supercopas con el Madrid.

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